jueves, 20 de noviembre de 2008

“Lover II”, de Jaime Hayón para Lladró

Veamos qué nos ha comprado la abuela para poner en la librería del comedor... Pues así de pronto, parece un tipo con una pinta de panoli que echa para atrás. Porque sólo a un panoli se le puede ocurrir combinar unos zapatos rojo fresón con unos calcetines azul celeste. Pero es que encima se ha puesto un pantalón de pijama a rombos y una sudadera aprovechada de un disfraz de Bibenbaum (el muñeco de Michelín), una sudadera decididamente fea, aunque tiene la indudable virtud de disimular las lorzas (o michelines). En el caso de que el panoli las tuviera, porque su porte es más bien enjuto, y hasta mojamuto (o sea, decididamente friki).
El tocado tampoco tiene desperdicio: parece un casco de marciano de película de ciencia-ficción de serie B de los años 50 o 60: Una cosa como Barbarella, o algo así... pero no, a poco que te familiarices un poco con la obra de Jaime Hayón, el diseñador-estrella que ha diseñado al panoli en cuestión, reconoces que el casco raro en realidad es una máscara de gallina... de gallina surrealista, una gallina con antenas en forma de batidora, un poco al estilo de las orejas de Mickey Mouse (aunque ésas parecen tapas de olla) en lugar de cresta; la tal gallina es uno de los leitmotivs recurrentes en los diseños de Hayón (los diseñadores-estrella tienen esas manías; algo han de hacer para llamar la atención y que les reconozcan como estrellas) o sea que lo del casco, más que originalidad ha sido pereza mental, o una autorreferencia, o un autohomenaje, o habría que decir otro, porque los zapatos rojos que luce el panoli son los que Hayón diseñó para Camper, con lo que Hayón consigue, de paso, autopromocionarse y hacerle propaganda a Camper. Para que no sea dicho, también hay una referencia-homenaje-propaganda a la misma Lladró, porque el pantalón de pijama de rombos es en realidad un pantalón de Arlequín, y Arlequín es una de las figuras de más tradición lladroniana, junto con la pastorcila, la bailarina y el payaso calzonazos.
Sobre uno de los cuernos, o crestas, de la gallina se ha posado una paloma blanca, no se entiende muy bien si la de la paz, la del Espíritu Santo (¿será que el panoli está a punto de experimentar una epifanía?) o una cagadora de estatuas a punto de cubrirle de mierda.
Y así sentado, con cabeza de gallina, cuerpo de Bibembaum, piernas de Arlequín y zapatos Camper, enarbola cual báculo obispal o vara de mando una gigantesca piruleta del día de San Valentín.
¿Quién es? O, mejor dicho, ¿qué representa la figura de este misterioso panoli? porque algo tan esotérico tiene que representar algo. Así, con ese porte hierático que gasta, se da un aire como a figura de carta del Tarot –la sota de corazones, quizá-. Desde luego, tiene todo el lustre kistch, dorados incluidos, del Lladró más inconfundible, pero además de cursi también resulta, de alguna manera, fascinante y misterioso. Esa acumulación jeroglífica de simbolismos - el corazón rojo, la paloma blanca, Michelín, Arlequín, la gallina- lleva a pensar cuál pueda ser su significado. El cual probablemente sea... la gallina!

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